¿Alguna vez te has preguntado cómo una empresa sostiene sus operaciones y proyectos a largo plazo? Conocer cuál es la estructura financiera de una empresa es fundamental para entender cómo se financia y qué riesgos asume en el día a día. Pero, ¿qué factores definen esta estructura y cómo influye en el éxito o fracaso de cualquier negocio? ¡Te lo contamos acá! 

¿Cuál es la estructura financiera de una empresa? 

Es, básicamente, la combinación de recursos que utiliza para financiar sus activos y operaciones. Dichos recursos pueden ser propios, como el capital aportado por los socios y las reservas acumuladas; o bien, ajenos, como préstamos bancarios, créditos comerciales o cualquier tipo de deuda. La mezcla adecuada entre estas dos fuentes es lo que determina la solidez financiera de una empresa. 

Es importante entender que no se trata únicamente de cuánto dinero entra o sale, sino de cómo se organizan esos fondos para sostener el crecimiento y las inversiones. 

Además, es fundamental diferenciarla de la estructura económica:

  • La estructura financiera se enfoca en los recursos con los que te financias (patrimonio + deuda).
  • La estructura económica se centra en los activos que compras o gestionas (máquinas, inventario, cuentas por cobrar, etc.).

Esto te ayudará a ver por qué ambas se complementan.

¿Cuáles son los componentes clave de una estructura financiera y cómo se clasifican? 

Tu estructura financiera debe combinar tres grandes componentes: 

1. Recursos o capital propio (patrimonio) 

Incluye el dinero invertido por los socios, las reservas de la empresa y los beneficios que se reinvierten en lugar de distribuirse. Este tipo de financiación no genera compromisos de pago inmediatos y es más estable.

2. Recurso o capital ajeno (deuda)

Es el dinero que la empresa debe devolver en un plazo determinado. Comprende préstamos bancarios, créditos de proveedores, leasing, factoring y otras formas de deuda. Generalmente, este capital implica el pago de intereses y tiene un impacto directo en la liquidez.

Este capital se divide en deuda a corto plazo (menos de un año) y a largo plazo (uno o más años). Identificar bien esta proporción te ayudará a ver si la deuda es una palanca estratégica o una presión constante.

3. Plazos de financiamiento

Un equilibrio sano ocurre cuando los recursos de largo plazo financian inversiones duraderas (como activos fijos), mientras que los recursos de corto plazo sostienen necesidades operativas del día a día. ¿Está alineado esto en tu empresa? Vale la pena revisarlo.  

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¿Por qué esto es importante? 

¿Sabías que la estructura financiera puede condicionar la capacidad de una empresa para contratar talento o para invertir en tecnología? Más allá de la contabilidad, esta estructura define la flexibilidad para tomar decisiones estratégicas, minimizar riesgos y mejorar el acceso a financiamiento externo. 

Al equilibrar capital propio y ajeno, una empresa aumenta su capacidad para asumir deuda de forma responsable, sin poner en riesgo su estabilidad. Esto también repercute en cómo se gestionan los recursos humanos, la innovación y las inversiones a futuro. 

En definitiva, una estructura financiera bien diseñada es la base para la sostenibilidad y el éxito empresarial. 

Ejemplo de una estructura financiera de una empresa

Imagina una pyme que inicia con:

  • Capital propio: $600.000
  • Pasivo a largo plazo: $300.000
  • Pasivo a corto plazo: $100.000 

En este caso, la financiación está compuesta en un 60% por capital propio y un 40% por deuda. ¿Qué puedes interpretar? Que hay un margen razonable de autonomía financiera y una capacidad equilibrada para asumir obligaciones sin sobrecargar el flujo de caja. 

¿Podría esta empresa mejorar? Claro, siempre hay espacio para la mejora. En este caso, por ejemplo, fortaleciendo reservas o revisando la deuda de corto plazo para evitar presión operativa. 

¿Cuál es la mejor estructura financiera para una empresa?

No existe una fórmula única; depende del tamaño, la industria, la etapa de crecimiento y la capacidad para asumir deuda. Sin embargo, sí hay principios comunes: 

  • Mantener un nivel de deuda sostenible.
  • Reforzar continuamente los recursos propios.
  • Alinear plazos de financiamiento con la naturaleza del negocio.
  • Analizar periódicamente la salud financiera y ajustar. 

Lo importante es construir una estructura que te dé tranquilidad, flexibilidad y capacidad para invertir en lo que realmente mueve a tu empresa. 

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Preguntas frecuentes (FAQ) 

¿Cómo está compuesta la estructura financiera?

Por recursos propios (patrimonio), recursos ajenos (deuda) y la combinación de plazos de financiamiento que permiten sostener la operación.

¿Cuál es la mejor estructura financiera para una empresa?

La que mantiene un equilibrio sostenible entre capital propio y deuda, proporcionando estabilidad, flexibilidad y capacidad de crecimiento. 

Conocer cuál es la estructura financiera de una empresa te pone en control para tomar decisiones informadas y estratégicas. ¿Has revisado la tuya recientemente? Ajustar esta estructura puede ser el primer paso para aumentar la solidez y aprovechar nuevas oportunidades. 
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